El doctor Sigmund Freud vive
exiliado en Londres los dos últimos años de su existencia (1938-1939). Allí se dedica
a negocios oscuros, de gran envergadura, relacionados con la cocaína y el opio;
y para ello cuenta, entre otros apoyos, con
la insólita e incomprensible complicidad de la Alemania nazi. El trasfondo de
estas actividades lo constituye una gigantesca conspiración internacional en
torno a la Corona Británica. Desde las sombras,
y controlando la operación, actúa una enigmática y poderosa sociedad secreta:
los Fulminati, escindidos de los
célebres Illuminati, pero, dicho sea
de paso, conformando una comunidad infinitamente más potente e implacable.
La guerra civil en España,
preludio de una nueva contienda mundial, se encuentra en su fase conclusiva,
con la ya más que garantizada y rotunda victoria del bando franquista ayudado
por las fuerzas del Eje. En medio de una dramática inquietud, Europa se prepara
ya para el desastre que se avecina.
Otros factores destacados de
este formidable embrollo, cuyo centro de gravedad es el fundador del
psicoanálisis, son: un ambiguo y renombrado
miembro de la familia real del Reino Unido; una espía desquiciada que
tal vez no sepa ni para quién trabaja; un
perverso arqueólogo español cuyas tortuosas actividades en el ámbito político
conducen siempre a situaciones equívocas y desconcertantes; los servicios de
inteligencia de numerosos países; un Estado Vaticano movido, como de costumbre, por siniestros intereses; y, para colmo,
muertos que resucitan y la intervención
de ciertas jerarquías infernales.
Entre las características
más relevantes del presente relato sobresalen: una osada ironía llevada hasta
el más desvergonzado sarcasmo y una eficaz destreza para el desarrollo de la intriga, donde lo imprevisible desempeña una
función de primera magnitud; además de un estilo sintético, preciso, dinámico y,
en no pocas ocasiones, corrosivo.
Esta novela tiene, por otra
parte, el aliciente de ofrecer al lector un alto grado de participación creativa a la hora tanto de captar
el contenido como de interpretar el mensaje subyacente al mismo, por lo que su
lectura se convierte en una auténtica construcción y reconstrucción del significado
de los hechos.
Muérase
de una vez, doctor Freud es, así, una sátira feroz de toda esa
narrativa pseudohistórica especializada
en la explotación de presuntos misterios
religiosos, mágicos y esotéricos, parapsíquicos y mitológicos, que se ha generado a partir de determinados
modelos de éxito con valor exclusivamente comercial. Estamos, pues, ante un
ejemplo de crítica mordaz dirigida
contra una subliteratura de consumo que, manifestándose en apariencia como
fórmula orientada hacia la pura distracción, fomenta sin embargo, de manera preconcebida,
una mentalidad irracionalista, misticoide y reaccionaria con efectos
ideológicos de largo alcance.